La importancia de los nombres, nos llega desde el Génesis, en el que se afirma que Dios, nada más separar la luz de las tinieblas, a la luz la llamó “día” y a las tinieblas “noche” (Génesis, 1,5).
Más tarde, el hombre dio nombre a todos los animales. Y si somos creacionistas, convendremos en que el primer nombre masculino fue Adán y el femenino Eva, nombres con traducción en todas las lenguas occidentales y también semíticas, porque más allá de disputas familiares.
En el Torá (Los Primeros 5 Libros del Antiguo Testamento), podemos encontrar niños llamados de acuerdo a situaciones específicas o de acuerdo a cualidades particulares expresadas. Isaac, hijo milagroso de Abraham y Sarah, fue llamado Yitzhak (risueño) debido a que su madre – Sarah – se rió a carcajadas cuando le dijeron que iba a concebir y a dar a luz un niño a una edad tan avanzada.
Desde que el hombre y la mujer existen, existen los nombres. La necesidad, pero también el deseo, de ser y ser designado.
Lo primero que se nos ocurre cuando conocemos a alguien es preguntarle cómo se llama, no importa la raza o la civilización. Dime tu nombre, dime quién eres.
El nombre es nuestra primera seña de identidad, aquello que nos identifica y nos da entidad.
Es muy interesante saber la raíz de los nombres. Por ejemplo tengo dos nietos: Jonathan que significa Dado por Dios, y Amadeus El que ama a Dios.
Cuando formamos parte de la familia de Dios, el promete darnos un nuevo nombre, de allí la importancia de los nombres, y lo que nos anima es conocer a ese Dios con sus nombres que son una bendición a todo aquel que lo busca y lo ama.
En la Biblia encontramos muchas referencias al nombre de Dios:
El Shadai El Señor Todopoderoso.
El Elyon El Dios Altìsimo.
Adopnai El Dios Maestro
Yahweh El Señor Jehovà
Nissi El Señor es mi bandera
Rapha El Señor que sana
Shammah El Señor está ahí.
Tsidkenu El Señor nuestra justicia
Mekoddishkem El Señor que nos santifica
El Olam El Eterno Diios
Elohim Dios
Qanna El Dios Celoso
Jireh El Dios proveedor
Shalom El Señor es paz
Sabaoth El Señor de Huestes
Qué maravilloso es tener a un Dios que llena todas las necesidades del ser humano y que con sus adjetivos trae una respuesta a cada crisis enfrentada en la vida..
Dios te bendiga,
Tu hermana y amiga,
Alva Vargas de Contreras.
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